“El deseo de una política y una gestión más horizontal
que vertical forma parte de un utopismo
que se fía de las fuerzas espontáneas de
la Humanidad creyéndolas capaces de lo mejor.
Pero no se trata tampoco de embriagarse con
la ensoñación de un nuevo mundo de perfección
inédita. Para tratar de alcanzar la deseable alternativa
bastaría con perfeccionar el que existe en
aquello que se pueda. El Otro Mundo es una
creación religiosa. Este mundo y sólo éste es el
objeto continuado de seres humanos históricamente
más experimentados e instruidos.
Más amabilidad, más humor, más compasión,
más empatía, buenas maneras, más conocimientos
y curiosidades, educación para relacionarse,
para saber triunfar y fracasar, para aprender a
vivir y morir, para ser feliz sin culpa, disfrutar
del placer sin remordimientos, para disfrutar al
otro diferente, para vindicar un quehacer múltiple,
profesional y personal. Ser personas de calidad.
Y tratar de hacer de la vida un juego frente
a la tabarra de hacerla trascendente.”
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