La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


22 enero, 2013

Los hombres sí




(WIKIPEDIA)


Los Yes Men son un dúo de activistas formado por Andy Bichlbaum y Mike Bonanno que 
practican lo que ellos llaman "corrección de identidad", que trata básicamente de 
desenmascarar a las corporaciones multinacionales y a todo el entramado de intereses 
políticos y económicos tendentes a su protección en perjuicio de los ciudadanos de todo el 
planeta.

Se hacen pasar por personas poderosas y portavoces de organizaciones prominentes, 
aceptando las invitaciones recibidas en sus páginas web para aparecer en conferencias y 
programas de televisión. Luego usan su autoridad recientemente adquirida para expresar la 
idea de que las corporaciones y organizaciones gubernamentales a menudo actúan en modos 
deshumanizantes hacia el público en general.

Su método usualmente es la sátira: haciéndose pasar por portavoces corporativos o del 
gobierno, suelen hacer comentarios chocantes y denigrantes sobre los trabajadores y 
consumidores.

Los Yes Men se han hecho pasar por portavoces de organizaciones tales como la OMC, 
McDonald's, Dow Chemical, entre otras.

Los Yes Men son algunos de los fundadores del colectivo artístico y activista RTMark que se 
hizo famoso en 1993 por el intercambio de las cajas de voz de 300 muñecas Barbie y GI Joe, 
antes de volver a ponerlos en la tienda. En 1996 se había logrado añadir el juego de 
simulación SimCopter (más de 80.000 ejemplares) de los hombres besándose, la nariz y barba 
de Maxis.

Bajo el nombre de Yes Men, que han observado en el sitio gwbush.com, entonces candidato 
presidencial, que era una versión ligeramente modificada de la página de George W. Bush Jr. 
le había comentado sobre el caso diciendo que era necesario limitar la libertad de 
expresión.

Continuando la "corrección de identidad", se utiliza el nombre antiguo y se crea el sitio web 
de la OMC gatt.org, lo suficientemente cerca del sitio web oficial de sus propuestas 
presentadas para las intervenciones de conferencias.

Sitio oficial de los Yes Men; en inglés, español y francés
Yes men:the new generation of cultural and media activism






19 enero, 2013

El Faquir y mi abuela...




Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si 
bien todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro 
interior, no las podemos encender solos, necesitamos 
oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el 
oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la 
persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de 
alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga 
disparar el detonador y así encender una de las cerillas. 
Por un momento, nos sentiremos deslumbrados por una 
intensa emoción.

Laura Esquivel  (Como agua para chocolate)






17 enero, 2013

Contando estrellas




Lloraba de frío la noche.

Los bebés con chupete miran al fumador en pipa como a un compañero de cochecito.

En las cajas de lápices guardan sus sueños los niños.

El niño intenta extraerse las ideas por la nariz.

Son molestas las medicinas en cuyo prospecto nos llaman "adultos".

Ese niño que lleva una sandía, parece ir a dar lección de geografía.

Principio de primavera: un niño solo en todo el tiovivo.

El niño grita: "¡No vale!"... "¡Dos contra uno!", y no sabe que toda la vida es eso: dos contra uno.

Cuando anuncian por el altavoz que se ha perdido un niño, siempre pienso que ese soy yo.

El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.

La gallina está cansada de denunciar en la comisaría que le roban los huevos.

El camello tiene cara de cordero jorobado


RamónGómez de la Serna (Greguerias para niños)




13 enero, 2013

Transformando conceptos




Si la educación ciudadana ha de ser emancipadora, debe 

comenzar con la suposición de que su finalidad principal 

no es la de "ajustar" a los estudiantes a la sociedad 

existente; en vez de eso, su propósito principal debe 

estimular sus pasiones, imaginaciones e intelectos para 

que sean movidos a desafiar a las fuerzas sociales, 

políticas y económicas que pesan tanto en sus vidas. En 

otras palabras, los estudiantes deberían ser educados para 

mostrar coraje cívico, esto es, la voluntad de actuar como 

si estuvieran viviendo en una sociedad democrática. Esta 

forma de educación es esencialmente política y su meta 

es una sociedad democrática genuina, una sociedad que 

dé respuesta a las necesidades de todos y no sólo de unos 

pocos privilegiados.


Henry Giroux   (Teoría y Resistencia en Educación)













09 enero, 2013

El sueño lúcido de la sombra...




“Siempre me lo he repetido, en voz alta y en voz baja. 

Siempre se lo he repetido a quien amé y respeté: “Vive el 

presente con la mayor intensidad de la que seas capaz. El 

pasado es un camino, no siempre recto, para alcanzar el 

hoy: el mañana, si es que te llega, será una consecuencia 

que ha de traer entre la manos sus propio afán. El 

presente es tembloroso y casi nada. Se prolonga y estira 

hora tras hora, y todas hieren, menos la última, que 

mata. Resárcete de esa dura ley. No sientas 

remordimientos del pasado; no sientas temor por el 

futuro. Siente no más el gozo del presente carnal y lúcido, 

inevitable e inmediato-, o el dolor del presente, 

enriquecedor y válido también…”






08 enero, 2013

Rapsodia para un Tic tac silencioso




En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un 
hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus 
manecillas, detenidas casi desde siempre, señalan 
imperturbables la misma hora: las siete en punto.

Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una 
blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos 
momentos durante el día, dos fugaces instantes, en que 
el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un 
ave fénix.

Cuando todos los relojes de la cuidad en sus 
enloquecidos andares, marcan las siete, y los cucús y los 
gons de las máquinas hacen sonar siete veces su 
repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece 
cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la 
noche, el reloj se siente en completa armonía con el 
resto del universo.

Si alguien mirar el reloj solamente en esos dos 
momentos, diría que funciona a la perfección…Pero, 
pasado ese instante, cuando los demás relojes acallan su 
canto y las manecillas continúan su monótono camino, 
mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella 
hora que alguna vez detuvo su andar.
Y yo amo ese reloj. Y cuento más hablo de él, más lo 
amo, porque cada vez siento que me parezco más a él.

También yo estoy detenido en el tiempo. También yo 
me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna 
manera, un adorno inútil en una pared vacía.

Pero disfruto también de fugaces momentos en que, 
misteriosamente, llega mi hora.
Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está 
claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, 
soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes 
que en todo el resto del tiempo. Estas conjugaciones 
armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una 
secuencia inexorable.

La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese 
instante creyendo que podría hacerlo durar para 
siempre. Pero no fue así. Como a mi amigo el reloj, 
también a mí se me escapa el tiempo de los demás.

Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan 
en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi 
rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de 
café, a mi aburrido andar que acostumbro a llamar vida.

Pero sé que la vida es otra cosa.
Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos 
momentos que aunque fugaces, nos permiten percibir la 
sintonía con el universo.
Casi todo el mundo, pobre, cree que vive.

Sólo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo 
sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán 
condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la 
cotidianeidad.

Por eso te amo, viejo reloj. Porque somos la misma cosa 
tú…y yo.


07 enero, 2013

06 enero, 2013

El Campo Akásico de mis bolsillos.



Solo tan alto a donde alcanzo puedo crecer,

solo tan lejos a donde exploro puedo llegar,

solo en la profundidad en la que miro puedo ver,

solo en la medida en la que sueño y amo puedo ser.


(Karen Ravn)