La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


13 abril, 2014

La isla de los peones.



Hay un pobre peón
que siempre salta a la siguiente casilla
sin poder girar a izquierda o derecha
ni volver atrás.
Es movido por una reina tonta
que atraviesa el tablero
longitudinal y diagonalmente,
que no se cansa de llevar medallas
maldiciendo a los obispos.
Es una pobre reina
movida por un rey imprudente
que cuenta las casillas diariamente
y afirma que están disminuyendo.
Él dispone los alfiles y las torres
y los sueños de un terco oponente.
Es un pobre rey
movido por un jugador experimentado
que se frota la cabeza
y pierde el tiempo en un juego interminable.
Es un mal jugador
movido por una vida vacía
sin blanco ni negro
Es una pobre vida
movida por un Dios desconcertado
que una vez intentó jugar con arcilla.
Es un pobre Dios.
No sabe qué hacer
para escapar
de su dilema.


Dunya Mikhail   (El ajedrez - Entre los poetas míos… )







02 abril, 2014

Amigos... en callejones sin salida.




A los que vendrán después

1
Realmente vivo en tiempos sombríos.
La inocencia es locura. Una frente sin arrugas
denota insensibilidad. El que ríe
es porque todavía no ha oído
la terrible noticia.
¡Qué tiempos son estos, en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque implica silenciar tanta injusticia!
Ese, que cruza tranquilamente la calle,
¿será encontrado cuando los amigos
necesiten su ayuda?
Es verdad que todavía me gano el sustento,
pero creedme: es por casualidad.
Nada de lo que hago justifica
que yo pueda comer hasta hartarme.
Las cosas todavía me van bien
(si la suerte me abandonase, estaría perdido).
Me dicen: “Come, bebe, alégrate por lo que tienes!
Pero... ¿cómo puedo comer y beber
si estoy arrebatando al hambriento su comida,
y mi vaso de agua le falta al sediento?
Y sin embargo continúo comiendo y bebiendo.
Me gustaría también ser sabio.
Los libros antiguos nos hablan de la sabiduría:
consiste en apartarse de los problemas del mundo
y, sin temores,
dejar que transcurra tranquilamente
el tiempo de nuestra breve vida en la tierra,
pagar el mal con el bien
no satisfacer nuestros deseos, sino desecharlos.
He aquí lo que llaman sabiduría.
Pero yo no consigo hacer tales cosas.
Verdaderamente vivo en tiempos sombríos.

2
Llegué a las ciudades en tiempos conflictivos
cuando reinaba el hambre,
me mezclé entre los hombres en época turbulenta
y me rebelé con ellos.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Comí mi pan en medio de batallas,
dormía entre asesinos,
traté despreocupadamente los asuntos amorosos,
y fui impaciente con la naturaleza.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
En mi época todos los caminos conducían al fango,
mis palabras me traicionaban ante el verdugo,
yo era poca cosa. Pero pienso que los gobernantes
se sentían más seguros sin mí.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Nuestras fuerzas eran escasas, la meta
se hallaba distante
y aunque podía distinguirse claramente, me parecía
que yo tal vez no la alcanzaría.
Así fue transcurriendo el tiempo
que me fue concedido en la tierra.

3.
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en que nosotros nos hemos hundido
acordaos también,
cuando habléis de nuestras flaquezas,
de los tiempos sombríos
de los que os habéis librado.
Cambiábamos más frecuentemente de país
que de zapatos,
a través de las guerras de clases, desesperados,
porque reinaba la injusticia y nadie se indignaba.
Bien sabemos que el odio contra la ruindad
deforma el rostro
y la rabia contra la injusticia
enronquece la voz. ¡Ah!, nosotros,
que queríamos preparar el terreno para la bondad
no pudimos ser bondadosos.
Pero vosotros, cuando llegue el momento
en que el hombre sea bueno para el hombre,
acordaos de nosotros con comprensión.