La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


15 agosto, 2012

Cristóbal Vila (Inspiration)






REGLA No. 1: No hay reglas. Hay tantas maneras de hacer 
una película como cineastas potenciales. Es una forma 
abierta. Como sea, yo personalmente no sería capaz de 
decirle a nadie qué hacer o cómo hacer algo. Para mí es 
como decirle a alguien cuáles deberían ser sus creencias 
religiosas. A la mierda. Eso va en contra de mi filosofía 
personal – esto es más un código que una serie de reglas. 
Por lo tanto, olvídate de las “reglas” que estás leyendo en 
este momento y considéralas más bien simples notas para 
mí mismo. Uno debería hacer sus propias “notas” porque 
no hay una única forma de hacer nada. Si alguien te dice 
que hay una única forma, su forma, aléjate de él tan 
rápido como puedas, tanto física como filosóficamente.

REGLA No. 2: No te dejes agarrar de esos hijos de puta. 
Ellos no pueden ni ayudarte ni dejar de ayudarte, pero sí 
pueden detenerte. La gente que financia películas, 
distribuye películas, promueve películas y exhibe películas 
no son cineastas. No están interesados en permitir que los 
cineastas definan y dicten la forma en que hacen sus 
cosas, así que los cineastas no debemos tener ningún 
interés en permitirles dictar la forma en que se hace una 
película. Carga un arma si es necesario.

Además, evita a los diletantes a toda costa. Siempre hay 
personas por ahí que sólo quieren meterse a hacer cine 
para volverse ricas, para volverse famosas o para tener 
sexo. Generalmente saben tanto de cómo hacer cine como 
George W. Bush de combate cuerpo a cuerpo.

REGLA No. 3: La producción está ahí para servir a la 
película. La película no está ahí para servir a la 
producción. Desafortunadamente en el mundo del cine 
esto se da casi universalmente al revés. La película no se 
hace para servir al presupuesto, al cronograma o a las 
hojas de vida de los involucrados. A los cineastas que no 
entienden esto deberían colgarlos de los tobillos y 
preguntarles por qué de pronto el cielo está para abajo.

REGLA No. 4: El cine es un proceso de colaboración. 
Tienes la oportunidad de trabajar con otros cuyas mentes 
e ideas pueden ser más fuertes que las tuyas. Asegúrate 
de que se mantengan enfocados en su propia función y no 
en el trabajo de alguien más, o será un desastre. Pero 
trata a todos tus colaboradores como iguales y con 
respeto. Un asistente de producción que está deteniendo 
el tráfico para que el equipo técnico pueda rodar un plano 
no es menos importante que los actores en escena, el 
director de fotografía, el director de arte o el director. 
Las jerarquías son para aquellos cuyos egos están inflados 
o fuera de control o para la gente que está en el ejército. 
Aquellos con los que eliges colaborar, si escoges bien, 
pueden elevar la calidad y el contenido de tu película a un 
nivel mucho más alto de lo que cualquiera hubiera podido 
imaginarse por sí solo. Si no quieres trabajar con otras 
personas pinta un cuadro o escribe un libro (y si quieres 
ser un maldito dictador parece que por estos días lo único 
que hay que hacer es meterse a la política…).

REGLA No. 5: Nada es original. Roba de cualquier sitio que 
te llene de inspiración o alimente tu imaginación. Devora 
películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, 
fotografías, poemas, sueños, conversaciones 
intrascendentes, arquitectura, puentes, señales de 
tránsito, árboles, nubes, ríos, luces y sombras. Selecciona 
para robar solamente aquellas cosas que le hablen 
directamente a tu alma. Si lo haces, tu trabajo (y tu robo) 
será auténtico. La autenticidad es invaluable; la 
originalidad no existe. Y no te preocupes en ocultar tu 
robo – celébralo si hace falta. En cualquier caso recuerda 
siempre lo que dijo Jean-Luc Godard: “De lo que se trata 
no es de dónde tomas las cosas, sino de a dónde las 
llevas”.

Jim Jarmusch  (Las reglas de oro)





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