Entonces no era el mundo ese pañuelo
tan sucio y tan pequeño
Entonces era el mundo una
naranja
de anaranjada luz que,
deslumbrante,
giraba por el aire
describiendo
elipses luminosas.
Una naranja enorme y
achatada
por polos de novelas de
aventuras...
Una naranja azul, quizás
violeta,
quién sabe si limón o si
esperanza.
Servía de merienda algunas
tardes
apenas el reloj, contra la
escuela,
sacábame a la calle, a la
naranja
enorme y asombrosa de la
vida.
¡Qué poco me importaba que
el otoño
fuera, ademas de
OLOR, un equinoccio!...
Entonces no era el mundo
ese pañuelo
tan sucio y tan pequeño.
Comiéndome soñando la
naranja,
comíame la vida
ingenuamente.
La vida...Eso que ahora es
las cosas que nos dicen
los periódicos.
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