La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


03 agosto, 2012

Estupefacto sin estupefacientes




El que tiene un porqué para vivir sabe soportar el cómo.

(anónimo)

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Un grupo de científicos metió a cinco monos en una jaula.  
En el centro había una escalera y, sobre ella, un montón 
de bananas Cuando un mono subía la escalera para coger 
bananas los científicos lanzaban un chorro de agua helada 
sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún 
tiempo, cuando un mono trataba de subir la escalera para 
alcanzar las bananas los otros lo golpeaban.
Pasado algún tiempo más, ningún mono intentaba subir la 
escalera, a pesar de la tentación de las deliciosas bananas 
colgando de la parte superior.  Entonces, los científicos 
sustituyeron a uno de los monos y metieron en la misma 
jaula otro que no había estado en el experimento del 
agua helada.  Naturalmente, lo primero que hizo el mono 
nuevo en la jaula fue dirigirse hacia la escalera y subir el 
primer peldaño, cuando fue rápidamente atajado por los 
otros. Después de algunos intentos y algunas palizas, el 
nuevo integrante del grupo ya no trató de subir más por 
la escalera.
Un segundo mono fue sustituido en la jaula y ocurrió lo mismo. 
Con la diferencia de que el primer sustituto participó con 
entusiasmo en la paliza atizada al novato; 
era el que más fuerte le pegaba.  Poco después hubo un 
tercer cambio y se repitió el mismo proceso.
Finalmente, los científicos había sustituido a todo los 
monos veteranos que aún quedaban en la jaula.
De este modo, quedaron un grupo de cinco simios que, 
aunque nunca recibieron un baño de agua helada, 
continuaban golpeando a aquél que intentase llegar a las 
bananas que seguían sabrosas ahí arriba, en la parte alta 
de la escalera. 

Posiblemente si pudiéramos preguntar a los monos que por qué pegaban a
Quien intentase subir la escalera, la respuesta habría sido:
No sé, las cosas siempre se han hecho así aquí....




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