La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


09 enero, 2014

¿Locura? ¡Buena locura!... ¿Con una chica como ésa?




Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo 
se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto 
con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca 
paralela a este plano, para dar paso a una nueva 
perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea 
quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose 
y poniendo la mano izquierda en una de las partes 
verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se 
está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. 
Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos 
elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el 
anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que 
cualquiera otra combinación producirá formas quizá más 
bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una 
planta baja a un primer piso.

Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de 
costado resultan particularmente incómodas. La actitud 
natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando 
sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los 
ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al 
que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir 
una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo 
situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o 
gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el 
escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para 
abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la 
izquierda (también llamada pie, pero que no ha de 
confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura 
del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo 
peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el 
primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son 
siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación 
necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie 
hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no 
levantar al mismo tiempo el pie y el pie).

Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir 
alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el 
final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero 
golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá 
hasta el momento del descenso.


Julio Cortázar (Instrucciones para subir una escalera)









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