La vida no debe ser vivida
sin compromiso. El
Homo Sapiens se ha
distinguido de todas las demás
especies, desde los tiempos
más remotos, por la
manera en la que ha hecho
frente a los formidables
peligros que ponían en
riesgo su propia existencia.
Los que los jóvenes de hoy
deben superar son de
bien distinta naturaleza: no
son ni la intemperie, ni
el acecho de los
depredadores, sino problemas de
enorme relevancia y compleja
solución, como es el
de su integración en una
sociedad siempre en caótico
y acelerado desarrollo. La
conciencia que cada
uno debería tener es que la
vida es una experiencia
que debe vivirse
profundamente, y que hay que
saber extraer de esta
experiencia los elementos
positivos que encierra.
El compromiso, la confianza
en si mismo, la serenidad
y el valor son el estímulo
más potente para
superar dificultades de toda
índole, presentes, en
general, en todo recorrido
humano.
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