La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


09 octubre, 2012

Voy volannndo





Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que 
tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que 
queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas 
proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la 
inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el 
derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a 
ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si 
deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá 
de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los 
miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, 
los automóviles serán aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será 
programada por la computadora, ni será comprada por el 
supermercado, ni será mirada por el televisor;
el televisor dejará de ser el miembro más importante de 
la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para 
trabajar;
se incorporará a los códigos penales el delito de 
estupidez, que cometen quienes viven por tener o por 
ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el 
pájaro sin saber que canta y, como juega el niño sin saber 
que juega;
en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a 
cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de 
consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de 
cosas;
los cocineros no creerán que a las langostas les encanta 
que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países les encanta 
ser invadidos;
los políticos no creerán que a los pobres les encanta 
comer promesas;
la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y 
nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de 
tomarse el pelo;
la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni 
por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en 
virtuoso caballero;
nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que 
cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino 
contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más 
remedio que declararse en quiebra;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un 
negocio, porque la comida y la comunicación son derechos 
humanos;
nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de 
indigestión;
los niños de la calle no serán tratados como si fueran 
basura, porque no habrá niños de la calle;
los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, 
porque no habrá niños ricos;
la educación no será el privilegio de quienes puedan 
pagarla;
la policía no será la maldición de quienes no puedan 
comprarla;
la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a 
vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, 
espalda contra espalda;
una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, 
negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; 
una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo 
de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los 
tiempos de la amnesia obligatoria;
la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas 
de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el 
cuerpo;
la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le 
había olvidado a Dios: Amarás a la naturaleza, de la que 
formas parte;
serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos 
del alma;
los desesperados serán esperados y los perdidos serán 
encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de 
tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;
seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que 
tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan 
nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan 
vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del 
mapa o del tiempo;
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los 
dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche 
será vivida como si fuera la última y cada día como si 
fuera el primero








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