La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


11 septiembre, 2012

Posiblemente... uno mas de la tribu




Discurso de José Mujica, Presidente del Uruguay, en la Cumbre Río+20

Río de Janeiro, Brasil, Jueves 21 de Junio de 2012

 Autoridades presentes de todas las latitudes y 
organismos, muchas gracias. Muchas gracias, nuestro  
agradecimiento   al pueblo del Brasil y a su señora  
presidenta. Y muchas   gracias a la buena fe que  
seguramente han manifestado   todos los oradores que me  
precedieron.   
Expresamos la íntima voluntad, como gobernantes, de    
acompañar todos los acuerdos que esta, nuestra pobre    
humanidad, pueda suscribir.
  Sin embargo, permítasenos hacernos algunas preguntas    
en voz alta.
  Toda la tarde se ha estado hablando del desarrollo    
sustentable y de sacar a inmensas masas de la pobreza.
  ¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas?
  ¿El modelo de desarrollo y de consumo, es el actual de   
las  sociedades ricas? Me hago esta pregunta: ¿qué le   
pasaría a  este planeta si los hindúes tuvieran la misma   
proporción  de autos por familia que tienen los alemanes?   
¿Cuánto  oxígeno nos quedaría para poder respirar?
 Más claro: ¿el mundo tiene los elementos hoy,   
materiales,  como para hacer  posible que 7 mil, 8 mil   
millones de  personas puedan tener el mismo grado de   
consumo y de  despilfarro que tienen las  más opulentas   
sociedades  occidentales?
¿Será posible, o tendremos que darnos algún día otro   
tipo  de discusión? Porque hemos creado una civilización   
en la  que estamos, hija del mercado, hija de la   
competencia,  que ha deparado un progreso material   
portentoso y  explosivo, pero lo que fue economía de   
mercado ha  creado sociedades de mercado y nos ha   
deparado esta  globalización – que significa mirar por todo   
el planeta – y  ¿estamos gobernando la globalización o la   
globalización  nos gobierna a nosotros?
 ¿Es posible hablar de solidaridad y de que estamos todos    
juntos en una economía que está basada en la    
competencia despiadada?
¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?
Nada de esto lo digo para negar la importancia de este    
evento. No. Es por el contrario. El desafío que tenemos    
por delante es de una magnitud, de carácter colosal, y la    
gran crisis no es ecológica, ¡es política!
 El hombre no gobierna hoy las fuerzas que ha desatado,    
sino que las fuerzas que ha desatado lo gobiernan al    
hombre. Y la vida.
 Porque no venimos al planeta para desarrollarnos en    
términos generales. Venimos a la vida intentando ser    
felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien    
vale como la vida. Y esto es elemental, pero si la vida se    
me va a escapar trabajando y trabajando para consumir    
un plus, y la sociedad de consumo es el motor, porque en    
definitiva si se paraliza el consumo o si se detiene, se    
detiene la economía, y si se detiene la economía es el    
fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros.
  Pero ese hiperconsumo a su vez es el que está   
agrediendo  al planeta, y tiene que generar ese   
hiperconsumo cosas  que duren poco porque hay que   
vender mucho. Y una  lamparita eléctrica no puede durar   
más de mil horas  prendida. Pero hay lamparitas eléctricas   
que pueden  durar cien mil, doscientas mil horas, pero   
esas no se  pueden hacer porque el problema es el   
mercado, porque  tenemos trabajar y que tenemos que   
tener una  civilización de use y tire, y estamos en un   
círculo vicioso.
 ¡Estos son problemas de carácter político! que nos están    
diciendo la necesidad de empezar a luchar por otra    
cultura. No se trata de plantearnos volver al hombre de    
las cavernas, ni tener un monumento del atraso. Es que    
no podemos indefinidamente continuar gobernados por el    
mercado, sino que tenemos que gobernar al mercado.
  Por eso digo que el problema es de carácter político. En    
mi humilde manera de pensar. Porque los viejos    
pensadores definían – Epicuro, Séneca, los Aimara –    
“pobre no es el que tiene poco, sino verdaderamente    
pobre es el que necesita infinitamente mucho y desea y    
desea y desea más y más“. ¡Esta es una clave de carácter    
cultural!
 Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que  se   
hacen. Y los voy a acompañar como gobernante,  porque   
sé que algunas cosas de las que estoy diciendo  rechinan.
 Pero tenemos que darnos cuenta.
 Que la crisis del agua, que la crisis de la agresión al  
medio ambiente, no es una causa.
  La causa es el modelo de civilización que hemos   
montado,  y lo que tenemos que revisar es nuestra forma   
de vivir.
 ¿Por qué? Pertenezco a un pequeño país muy bien  dotado   
de recursos naturales para vivir. En mi país hay  tres   
millones de habitantes, un poco más, tres millones    
doscientos. Pero hay unos trece millones de vacas de las    
mejores del mundo. Unos ocho o diez millones de ovejas    
estupendas. Mi país es exportador de comida, de lácteos,    
de carne. Es una penillanura. Casi el 90% de su  territorio   
es aprovechable.
  Mis compañeros trabajadores lucharon mucho por las    
ocho horas de trabajo y ahora están consiguiendo seis    
horas. Pero el que consigue seis hora se consigue otro    
trabajo, por tanto trabaja más que antes. ¿Por qué?    
Porque tiene que pagar una cantidad de cuotas: la motito    
que compró, el autito que compró. Y pague cuotas y    
pague cuotas. Y cuando quiere acordar es un viejo    
reumático como yo y se le fue la vida.
  Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la   
vida  humana?
  Estas cosas son muy elementales. El desarrollo no puede    
ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la    
felicidad humana, del amor, arriba de la tierra, de las    
relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener    
amigos, de tener lo elemental!
  Precisamente, porque eso es el tesoro más importante    
que tiene. Cuando luchamos por el medio ambiente, el    
primer elemento del medio ambiente se llama la felicidad    
humana.

   Gracias.































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