"Sería maravilloso poder tirar todos los muebles por la
ventana y, junto con ellos, todas las reiteraciones sin
sentido sobre sensaciones físicas, todas las viejas y
aburridas pautas, y dejar la sala tan desnuda como el
escenario de un teatro griego, o como esa casa a la que
descendió la gloria de Pentecostés; dejar el escenario
desnudo para el juego de las emociones, las grandes y las
pequeñas, puesto que la insípida amplitud mata de igual
forma el cuento infantil que la tragedia. Dumas padre
enunció un gran principio cuando dijo que para crear un
drama un hombre necesitaba una pasión y cuatro paredes."
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