La ventana de mis ojos

Espacio de una memoria desajustada.


23 marzo, 2013

¿Qué será?




Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la 
única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo 
que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la 
tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor 
les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde 
hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la 
ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan 
pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al 
reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que 
rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, 
pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el 
pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!"
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.

Charles Baudelaire (Embriáguense)




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